Organización, respeto y disciplina

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Toda actividad humana que pretenda salir adelante con éxito requiere inevitablemente ceñirse a determinados principios que le permitan caminar en forma segura hacia sus objetivos propuestos. En otras palabras, necesita respetar adecuadamente determinadas reglas si es que pretende vencer la inercia natural que nos inclina al desorden. Aquel fenómeno propio de la física que denominamos “entropía”, principio termodinámico que los físicos nos informan que rige para todo aquello que se encuentre en el universo y que nos demuestra que todo orden requiere de un gasto de energía para mantener un equilibrio que le proporcione estabilidad a un sistema.
Una ley que nos rige desde la creación del mundo y que los científicos conocen muy bien además de muchas otras leyes todavía en estudio en busca de llegar a comprender a cabalidad ese equilibrio natural necesario para nuestra existencia y que tanto nos preocupa en nuestros días a causa de cambios climáticos desencadenados por una actividad humana irresponsable.
Todos comprendemos que sin organización el riesgo de un fracaso nos espera a la vuelta de la esquina. Lo experimentamos incluso en nuestras propias vidas y que experimentamos como sociedad durante los desórdenes y la destrucción que vivimos en octubre 2019. En que fuerzas generadoras de “entropía” o desorden requirieron que fuerzas contrarias invirtieran una tremenda cantidad de energía para restablecer un equilibrio que nos permitiera continuar viviendo en paz y en un orden que nos ayudara a salir adelante con nuestras actividades habituales.
De este ejemplo podemos deducir que si nadie dirige y organiza el camino a seguir en cualquiera actividad humana todo terminará a la postre en un desorden en el que nadie sabe de qué se trata ni hacia dónde va. Pero no basta con restablecer el orden. Para que las cosas funcionen es necesario organizarse en un sentido operativo estableciendo una estructura jerárquica que decida y señale las tareas a realizar, planificando tiempos y acciones además de señalar a los ejecutores finales de acuerdo a lo planificado, definiendo su campo de acción, sus atribuciones, sus responsabilidades y sus límites, lo que deben asumir con el debido respeto.
Si ello no ocurre se va generar una seguidilla de conflictos que entorpecerán el camino. En otras palabras, se perderá el equilibrio necesario para asegurar el éxito. Para ello se requiere de un orden determinado para poder avanzar sin contratiempos para que el éxito esté al alcance de la mano. Elemento fundamental y de la mayor importancia, en especial tanto en los niveles superiores e intermedio y sobre todo en quienes efectúan directamente las acciones asignadas.
Aspecto que parece tan obvio que en la práctica suele omitirse y no se le otorga la importancia necesaria pese a que justamente es a este nivel ejecutor donde se juega la partida. Es lamentablemente un ámbito al que no se le considera lo suficiente y se los ve con frecuencia como simples ejecutores de lo planificado en un nivel jerárquico superior. Se olvida que la mano de obra directa constituye la cara de todo proyecto que se puede haber sido elaborado a la perfección pero que al llevarlo directamente a terreno no se obtienen los resultados esperados, con lo que muchas veces grandes planes bien elaborados y estudiados van de fracaso en fracaso.
Creo que no hay que ser muy avispado para darse cuenta que hemos ido elaborando poco a poco lo que sucede en nuestro país en muchos ámbitos en que se descuida el entorno en que se desenvuelven los ejecutores. Es lo que ocurre en nuestro sistema educacional en relación a lo que sucede en las aulas, lugar que debería ser privilegiado y no debidamente considerado pese a que constituye un factor clave. No son los planes sino lo que sucede allí lo más importante de todo.
Vemos a miles de profesores luchando diariamente contra un desorden generado por alumnos que no respetan nada ni a nadie. Informados que no los pueden sancionar ni con el pétalo de una rosa y abusan de ello. No se someten a regla alguna y se burlan de sus profesores. ¿Puede creer alguien que se puede realizar una labor pedagógica eficaz en estas condiciones?
Los profesores de nuestro país son héroes ejemplares que luchan sin descanso en realizar eficazmente su vocación pese que reciben muy poco apoyo de las instancias superiores. Mientras no mejore el ambiente en las aulas y disminuyan los alumnos por curso vanos serán los más exquisitos planes que emanan del nivel administrativo y organizativo superior. Si no se restablece el orden y la disciplina en las aulas vamos a continuar eternamente pillándonos la cola en el mismo sitio. En especial en lo que se refiere a la deteriorada educación pública en nuestro país.

Por Dr. GONZALO PETIT / Médico