Región de Coquimbo: DGA asume que de no precipitar habrá efecto “no deseado” en suministro de agua para el consumo humano

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La evaluación del profesional es que si el escenario actual se mantiene el próximo año, la región de Coquimbo atravesará una situación aún peor que en 2014-2015, puesto que hay agricultores que han ido perdiendo el acceso al recurso hídrico y su capacidad de riego en sus cultivos, lo que afectaría fuertemente la actividad agrícola en la zona.

Son 344 millones de m3 en los embalses distribuidos en la región de Coquimbo, es decir, solo un 24% de su capacidad total, situación que mantiene en alerta a las autoridades, especialistas y administradores de las Juntas de Vigilancia que buscan asegurar el suministro de agua para el consumo humano y que los agricultores posean el recurso hídrico antes que los tranques entren “en falla” durante las próximas temporadas.
Un escenario poco auspicioso que si bien es considerado “crítico” aún ven espacio para no repetir los niveles de “extrema sequía” como los que hubo en la temporada de riego 2014-2015. En aquella época, el embalse Paloma, el más grande destinado a riego en el país, llegó a un 11% de su capacidad; hoy está en un 23%. En el caso de Puclaro, en Elqui, estuvo en esos años en un 4%y hoy supera levemente el 40%.

“Sin duda alguna se proyecta una temporada muy complicada, pero los agricultores a través de los años han demostrado que en la región se trabaja de manera eficiente el recurso y se podrá resistir. Pero hay que empezar a pensar en políticas de largo plazo para no estar año a año esperando las lluvias que son cada vez más escasas”, dice el director regional de la Dirección General de Aguas (DGA), Cristóbal Juliá.
Con un decreto de Escasez Hídrica vigente para las quince comunas de la región de Coquimbo, la DGA no considera necesario “intervenir” las Juntas de Vigilancia, puesto que precisamente porque ellas “están haciendo un trabajo tremendo y grandes esfuerzos para distribuir las aguas de la mejor forma posible”. “Obviamente no siempre será fácil y no estarán exentas de problemas, pero ahí estamos cómo DGA viendo la forma de apoyar y lograr que todos accedan al recurso siempre en el marco de la ley y el Código de Aguas”, agrega.

En noviembre del 2020, la ciudad de Illapel entró en serio riesgo de quedarse sin agua y adoptar un sistema de turnos dado el estado que tenía el Embalse El Bato. Una de las alertas que han levantado los administradores de embalses es que las restricciones por la ausencia de lluvias y precipitaciones nivales pueden dejar sin agua para el consumo humano. Al respecto, Juliá complementa que “actualmente eso está asegurado, pero claramente si tenemos años seguidos como el 2019, en el futuro, podríamos tener un escenario no deseado. De ahí la importancia de grandes obras para nuestra región que aseguren en primera instancia el consumo humano y luego los sectores productivos”, comenta.

Agricultura
Las dotaciones de los derechos de agua varían según la cuenca y no todas las juntas, asociaciones y comunidades están con el mismo porcentaje de dotación. Algunos incluso están funcionando con menos del 20%. “Como DGA, estamos reuniéndonos con las juntas y comunidades de agua para ir monitoreando el estado de sus ríos y afluentes, y viendo cómo enfrentarán la temporada. Estamos fortaleciendo el trabajo de fiscalización para evitar conflictos entre particulares y estamos sobre todos atentos al estado del acuífero. Al mismo tiempo, estamos apoyando a aquellas comunidades que aún no han conformado y apoyando a otras en mejorar o actualizar sus estatutos para una mejor administración y vigilancia del recurso. Sabemos que el escenario es complicado y quisiéramos hacer mucho más, pero por lo mismo, estamos solicitando todo el apoyo posible a nivel central y a todos los que son parte del uso del recurso”, destaca.
La evaluación del profesional es que si el escenario actual se mantiene el próximo año, la región de Coquimbo atravesará una situación aún peor que la de 2014-2015, puesto que hay agricultores que han ido perdiendo el acceso al recurso hídrico y su capacidad de riego en sus cultivos, lo que afectaría fuertemente la actividad agrícola en la zona.