Catástrofe silenciosa

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Probablemente todos confiábamos en un milagro. Que algún viento empujara las lluvias de la zona centro sur hacia un poco más al norte. Una pocas gotas que permitieran respirar y calmar la alarma. Pero no sucedió. Y si ahora lloviera sería una doble tragedia para las pocas siembras que han logrado germinar con éxito.
Pero tal como hemos señalado en reiteradas oportunidades, resulta irresponsable esperar un milagro ya que es un escenario totalmente predecible, que se viene repitiendo desde hace más de 12 años en nuestra región.
Ahora, a fines de septiembre una vez pasadas las pampillas y celebraciones patrias, el tema vuelve a la palestra y probablemente nos acompañará por los próximos siete u ocho meses, hasta el próximo invierno. Y debemos prepararnos ahora para una real catástrofe que viviremos sin lugar a dudas entre febrero y abril próximo. Está escrito que será un escenario terrible el que deberemos enfrentar y para el cual deberíamos ya estar con todas las alertas encendidas.
Desde el gobierno se anuncia la inyección de millonarios recursos, en total $4.000 millones de pesos para distribuir en toda la región, que pareciera mucho dinero pero que en realidad se hará nada en la práctica. Porque distribuir $260 millones para cada comuna en promedio es una cifra que no alcanza para mucho. Pensemos que un kit de forraje estanques y mangueras puede bordear fácilmente los $500 mil pesos, sin considerar gastos de traslados y burocracia administrativa. Es decir que se podría ayudar a 400 familias aproximadamente en cada comuna si seguimos ese cálculo aproximado. Eso es poco, muy poco, más todavía cuando pensamos que son medidas de parche.
Insistimos en que hacen falta algunas medidas pensadas más en el mediano y largo plazo. Por lo pronto, la replica masiva de las plantas reutilizadoras de aguas grises como la que se instaló con éxito en la comuna de Río Hurtado o alguna de las otras con diversas tecnologías que permiten reutilizar de manera eficiente el agua.
Debemos empujar con fuerza la construcción de embalses de cabecera y también se debe revisar y aplicar las barreras de nieve. Son proyectos elaborados por expertos de CEAZA que quedan en “papers” científicos pero que debemos pujar para que se apliquen ahora, pronto.
La región debe revisar y potenciar con más fuerza la siembra de especies de bajo requerimiento hídrico, pero no reducido a un conocimiento de pocos eruditos, sino con campañas públicas de amplio conocimiento.
En fin, se espera que no se repitan exactamente las mismas medidas de siempre. Los fardos de pastos traídos desde el sur o los cheques en algún gimnasio entregados a los pequeños agricultores por el parlamentario de turno. La región ya no aguanta más de lo mismo. Se necesita liderazgo de fondo, medidas concretas.

Víctor H. Villagrán
Editor Semanario Tiempo