Seguridad, apoyo y experiencia turística

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Las secuelas del estallido social se sienten en cada metro cuadrado. Aunque la región de Coquimbo es una zona tranquila y relativamente segura, a cada momento nos enteramos de algún hecho de violencia o delito que arruinan las vacaciones de algún turista.
Robo de automóviles, bicicletas, bolsos desde el interior de los vehículos. Esto independientemente de que somos testigos de cómo los visitantes deben “normalizar” la presencia de comerciantes ambulantes en la Avenida del Mar, en un desorden, con un mal trato, gritos intimidantes como si fuera una feria o fumando marihuana mientras ofertan sus calcetines probablemente robados o falsificados.
Analizando otro entorno, quienes han ido a Santiago en el último tiempo (a pesar de que ha mejorardo un poco) pueden comprobar mantiene extensos barrios absolutamente tomados y con apariencia de postguerra, totalmente rayados y con edificios abandonados. Pero quizás lo más desagradable es que en Santiago las personas se han deshumanizado. Hay temor y desconfianza en la calle. Nadie saluda y gran parte de las personas no son receptivas al menos en espacios públicos.
Y este último factor resulta el más importante en el caso del turismo, en que lo que más importa es que la experiencia del turista sea valiosa, incluso con los problemas que le pudieran ocurrir. Incluso si han sufrido algún delito, lo importante es la forma en que lo pudieron resolver, la respuesta y el apoyo que obtuvieron del entorno. La pregunta es entonces si, en una zona turística como esta ¿Somos realmente receptivos? ¿Hemos implementado políticas de apoyo a turistas en situación de emergencia?
Por ejemplo, en un hotel siempre puede ocurrir algún problema de servicio, pero lo que importa es la forma en que ayudaron a resolver. Eso es lo que queda. Eso es lo que se replica. Muchas veces ese solo hecho es “la experiencia” memorable. En el caso de las ciudades, lo que importa es si la autoridad está preparada para dar respuesta satisfactoria y ayuda. Eso al menos es lo que importa en una zona que se define como turística de nivel internacional.
Incluso, si extendemos esto a otros ámbitos, nos podemos preguntar si estamos preparados para dar orientación y apoyo a los turistas en espacios de transporte, en atención de urgencia médica, en trámites bancarios o de documentos.
Los últimos años han sido complejos, pero podemos recuperar la senda hacia el desarrollo de un turismo de calidad, enfocado en brindar experiencias de calidad.

Víctor H. Villagrán
Editor Semanario Tiempo