Protege a tu país

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Luego del reciente y lamentable asesinato de tres carabineros en actos de servicio en menos de 30 días, los medios de comunicación se han inundado de declaraciones que todos hemos leído o escuchado en algún momento: “la delincuencia ha cambiado en Chile, el crimen organizado se ha tomado todas las regiones del país con un poder de fuego y una falta de escrúpulos nunca visto. Necesitamos con urgencia de mayor control, firmeza en el actuar y un plan de inteligencia robusto para atacar a los responsables”.
Otros invitan a dejar de lado diferencias políticas y hacen un llamado a que las instituciones funcionen en forma efectiva, especialmente en el cumplimiento de las leyes y sobre todo en apoyo de la labor de Carabineros. Y no falta quien solicita la urgente entrega de recursos suficientes a nuestras fuerzas de orden y seguridad para contar con un equipamiento acorde a la situación que vive el país. Pero sobre todo a reflexionar sobre la necesaria cultura de respeto a las instituciones que velan por la integridad de nuestras vidas. Finalmente alguien nos recuerda que todos estamos llamados a ser parte de la solución del problema de la delincuencia estimulada y acrecentada por el narcotráfico, recordándonos que el progreso de nuestro país depende de condiciones básicas que permiten la convivencia en paz y el desarrollo seguro de las distintas actividades económicas.
Acertadas afirmaciones que hemos escuchado una y otra vez, a las que habría que agregar más de alguna afirmación o comentario rimbombante y grandilocuente de nuestras autoridades, a las que, si bien vemos esforzarse, no han encontrado un camino que nos ayude a enmendar en forma significativa una situación que hace rato se nos arrancó de las manos.
Ante esta realidad y la evidente incertidumbre que conlleva no tiene nada extraño que nos preguntemos si el problema tiene alguna solución. Por ahora las medidas legales y administrativas no evidencian progresos. Lo que nos obliga a preguntarnos: ¿ Es suficiente con la dictación de nuevas leyes, de invertir en mejores armas y medidas de protección además de nuevos procedimientos y técnicas de apoyo a las fuerzas de orden y seguridad?.
Es que nos quedamos con la boca abierta al enterarnos recientemente que en varios centros turísticos de alta gama, como se dice, en un país como México han tenido de desplegar una fuerza armada hasta los dientes de 8.000 efectivos para controlar una situación de delincuencia fuera de control, afortunadamente sin muerte de turistas hasta el momento de la información, sino de integrantes de bandas de narcotraficantes.
Es ahí cuando nos preguntamos si algún día llegaremos a una situación semejante o aún peor. El narcotraficante acude como las moscas a la miel a lugares donde circula gran cantidad de dinero y resulta evidente que los compradores son los que le dan sustento al negocio. En otras palabras se trata de una moneda de dos caras: la que vende y la que compra, de modo que si no hay compradores la cosa no funciona y se acaba el negocio.
Por tanto, resulta evidente que quienes le compran droga son tan responsables de la situación como el que vende. El problema es que el comprador cree que tiene el derecho a comprarla en uso de su libertad cuando se trata de una evidente opción voluntarista sin tomar en cuenta que con ello estimula el narcotráfico perjudicando a su propio país.
Lo que se podría contrarrestar, al menos parcialmente, mediante una campaña nacional invitando abiertamente a todo ciudadano a PROTEGER A SU PAIS de la amenaza del narcotráfico. Hasta cierto punto suena una idea más bien propia de idealistas, pero si se consigue concientizar a todos los ciudadanos, aunque sea a largo plazo, habremos al menos utilizado un instrumento hasta ahora nunca utilizado. Incluso podríamos dictar leyes que penalicen el consumo y utilizar mensajes audiovisuales de tipo subliminal, autorizadas y supervisados por herramientas legales que las regulen, en televisión y en cines, e incluso a través de las redes sociales que podrían aportar esta vez un valioso servicio a nuestro país.

Dr. Gonzalo Petit
Médico