Festival del tomar y llevar

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Muchos pudieron haber llegado a pensar que se trata simplemente de un festival del tomar y llevar. Es decir, una especie de “chasconeo” o “divertimento” parlamentario al autorizar una seguidilla de retiros desde el fondo de pensiones de los afiliados. Situación que ha sido aprevechada, era que no, por muchos humoristas en medios de prensa y en redes sociales a través de los famosos “memes” para festinar al respecto.
Lamentablemente la realidad no es tan así. La cosa iba en serio. Estos retiros no constituyen para nada una chacota. Cualquier ciudadano con dos dedos de frente puede darse cuenta de que se trata de algo realmente grave que nos plantea una tremenda incertidumbre de cara al futuro, no solamente en relación con los futuros pensionados, de seguro sus víctimas.
De partida no se ha vacilado en transgredir abiertamente la Constitución que nos rige desde hace más de cuarenta año mediante argucias y artimañas legales que han sido descubiertas y apañadas por abogados duchos en este tipo de triquiñuelas que se dedican incesantemente a descubrir resquicios que no han sido eficazmente cubiertos o esclarecidos en las leyes vigentes. Puntos débiles que han sabido aprevechar con una eficacia increìble ayudados por la ingenuidad y la credibilidad de muchos que se han dejado arrastrar y han colaborado con ellos.
Lo más grave e inquietante es que nos encontramos ad portas de iniciar el proceso constituyente orientado a elaborar una nueva Constitución que reemplace a la que nos rige en la actualidad. Eventualidad ante la cual muchos se preguntan: ¿si no se respetan los términos establecidos en la actual carta magna, quien puede asegurar hoy que no suceda lo mismo con lo que se establecerá en la nueva Constitución?…
El hábito ya se ha instalado como un camino que pretende gozar de legitimidad y si existe algo extremadamente dificil de erradicar en los seres humanos son justamente los hábitos adquiridos en el transcurrir del tiempo. Es algo que hemos experimentado desde nuestra infancia y que suelen persistir durante el transcurso de la vida adulta. Si no, que lo digan nuestros padres que nos han conocido y guiado durante la primera etapa de nuestra existencia.
Pero eso no es todo. Ya vivimos situaciones semejantes durante la decada del 70, que culminaron con trágicas consecuencias conocidas por la mayoría de los ciudadanos, pero no así por los que no sufrieron en carne propia lo que vivieron los ciudadanos en aquella época de mejor no recordar. Todo se inició justamente mediante la utilización de resquicios legales descubiertos por los “iluminados” de siempre, que allanaron un camino que nos condujo a la exacerbació no sólo de una polarización social llevada a extremos sino sobre todo al odio entre hermanos y a una debacle económica de proporciones, nunca antes conocida entre nosotros.
A consecuencia de ello vivimos una primavera del dinero fácil que duró lo que dura un suspiro, dejándonos a todos con los bolsillos llenos de billetes pero sin nada para comprar. Ni siquiera para adquirir lo más elemental, a menos que acudiéramos a un mercado negro que hizo su aparición como los hongos después de la lluvia a lo largo de todo el país. Una gran mayoría de los ciudadanoas supo entonces, tal como sucede hoy, lo que significa pasar hambre. Excepto desde luego quienes tenían los contactos adecuados tanto de indole social como política. Para los “amigos” nunca faltaron los medios de subsistencia necesarios.
Cuidado entonces con lo que nos encontramos viviendo que puede llegar a constituir la semilla de una situación similar o peor. Todo depende del camino que tomen las cosas de aquí en adelante. Si no nos avivamos y “comemos conejo”, como decían nuestros antepasados, podemos llegar a ser arrastrados por una corriente social de la nos va resultar muy difícil escapar.No olvidemos que todos vamos viajando en el mismo tren y el destino va ser el mismo para todos.
Es necesario tomar conciencia que no nos encontramos viviendo simplemente un anticipo de dinero sino algo mucho más serio. Sobre todo si tomamos en cuenta que se trata de una situación que se presume transitoria y que no sabemos cuanto tiempo nos va a afectar. Pero no cabe duda que la repartición de dinero en forma tan generosa, puede llegar a confundirse con un cohecho encubierto de parte de corrientes políticas empeñadas en conseguir el favor de los electores si consideramos que se ha realizado con premura, justamente a las puertas de unas elecciones que van a incidir decisivamente sobre lo que viviremos durante las próximas décadas.

Dr. Gonzalo Petit
Médico