Estaba escrito

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No sólo por lo que significó el hallazgo del sitio arqueológico El Olivar, en general era fácil de suponer que la construcción de un paso bajo nivel en la Avenida de Aguirre con la ruta 5 de La Serena, significaría más de un problema.
Aunque por ahora se desarrolla la etapa de ingeniería, los primeros hallazgos preliminares confirman lo que todos suponíamos. Tendrán que realizar profundos estudios para determinar la envergadura de los restos arqueológicos que vayan apareciendo. Esto, como parte del Estudio de Impacto Ambiental que se tendrá que presentar por la intervención de los 16 kilómetros del tramo urbano de La Serena y Coquimbo.
La licitación es por US$550 millones y tal como hemos escrito decenas de veces en este mismo espacio, “ya no tiene vuelta atrás”. Esto, sabiendo todos que el paso bajo nivel desde la altura de la Estación de Ferrocarriles hasta calle Huanhualí por el sur, significará un sinnúmero de inconvenientes técnicos especialmente por el drenaje permanente de una zona de vegas.
Ya la historia es conocida, de cómo se tomó la decisión sin siquiera haber hecho el mínimo esfuerzo por presentar aunque sea un prediseño de cómo habría quedado un paso sobre nivel en ese mismo lugar. La historia dirá que fue prácticamente una decisión antojadiza, que una vez que comenzó a armarse nunca tuvo pie atrás para su revisión.
El asunto es que por el lado de la empresa concesionaria jamás habrá pérdida y lo único que podrá pasar es que cualquier problema que se presente obligará a negocia más años de concesión o aumentar el precio del peaje. La empresa no se hará problema, como ha pasado antes con obras como la ruta a Ovalle, el consistorial de Coquimbo o el estadio La Portada de La Serena. Pareciera incluso que para estos consorcios, la judicialización es parte de su modelo de negocios.
En realidad el pesimismo que describimos esperamos que no se cumpla y que todo llegue a funcionar bien, con buenos profesionales que avancen pronto sin tener que multiplicar los costos. Pero la cruda realidad nos dice que “estaba escrito”.

Victor H. Villagrán
Editor Semanario Tiempo