En completo hermetismo, Carmelitas Descalzas dejarán La Serena para trasladarse a Santuario de Los Andes, luego de 131 años

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De la congregación religiosa serenense nacieron dos fundaciones, una en Iquique en 1933 que se mantuvo hasta 1940 y otra en Concepción en 1946 que continúa hasta la actualidad. El exodo se produciría en octubre.

En el más competo hermetismo y sin un pronunciamiento oficial de la congregación ni del Arzobispado de La Serena, la comunidad de las Carmelitas Descalzas de La Serena se retirará de la capital regional y se trasladarán al Santuario Santa Teresa de Los Andes, en la región de Valparaíso. La información se comentaba en redes sociales y en el círculo más íntimo de los feligreses, quienes se mostraron no solo sorprendidos por la partida, sino conmovidos por la decisión. El adiós se producirá a 131 años de su llegada a la ciudad.
El éxodo a su nueva morada se produciría definitivamente en octubre.
Las Carmelitas Descalzas de la Serena residen en el Monasterio del Santísimo Sacramento, emplazado en la calle Gandarillas 997, casi al llegar esa arteria a la intersección con la avenida Manuel Rodríguez, uno de los doce templos pertenecientes a la Asociación Santa Teresa de Los Andes. Cuenta la historia que en 1890 el recién nombrado obispo de la ciudad, monseñor Florencio Fontecilla, fue al monasterio de Carmelitas Descalzas de San José a pedirles a las hermanas oraciones por su nueva misión.

En el encuentro, la madre priora, Elvira de la Inmaculada Concepción, le propuso la idea de fundar un convento en su diócesis. Al joven obispo, de 36 años, le pareció muy bien la propuesta y respondió que estudiaría las posibilidades. Sin embargo, el proyecto se vio interrumpido por un año aproximadamente debido a la guerra civil que estalló el 7 de enero de 1891. Terminado el conflicto bélico, y en un clima bastante desolador para el país, la madre Elvira se animó a escribirle a monseñor Florencio para reanudar el asunto de la fundación en La Serena. La preocupación del obispo era la falta de recursos económicos, ya que debía ocuparse del Seminario y otros asuntos urgentes. La priora le aseguró que ella podría conseguir lo suficiente para construir un convento pequeño y pobre, como los deseaba nuestra Santa Madre Teresa de Jesús.
Resueltos estos inconvenientes, don Florencio mandó a pedir las licencias de Fundación a Roma y preparó a las carmelitas la casa de Santa Inés hasta que se construyera el nuevo convento.

Partieron las fundadoras el 31 de octubre de 1892 en un tren que las llevó al monasterio de Carmelitas de Viña del Mar, desde donde embarcaron el 3 de noviembre rumbo a la Serena acompañadas por su obispo, don Florencio.
En la Catedral de La Serena las recibieron con gran solemnidad. Fueron conducidas al monasterio del Buen Pastor hasta que la casa de Santa Inés estuviera preparada, lo que ocurrió el 8 de diciembre. Estuvieron ahí hasta el año 1895. El 19 de agosto de ese año llegaron a su nuevo convento, ubicado en el barrio Santa Lucía, y se instalaron definitivamente.
Las tierras serenenses habían sido el triste escenario del ataque pirata y del sacrilegio de las especies Eucarísticas, en el ya lejano 1680, razón por la cual llegaron las carmelitas a Chile.

Semanario Tiempo tomó contacto hace dos semanas con el Arzobispado de La Serena para confirmar la decisión, presumiblemente adoptada por falta de recursos económicos. Hasta el cierre de esta edición, aún no existen respuestas de la entidad eclesiástica.