¿Crónica de un desastre anunciado?

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Según estudios de la ONU, Chile es el país más afectado de América Latina, con la sequía impactando el 72% de su superficie y 156 de sus 345 comunas en riesgo de desertificación. Y esto no es novedoso ni actual. Es una realidad que se nos viene repitiendo con fuerza desde hace bastantes años.
Y eso nos hace observar que es indispensable una estrategia consistente, urgente y bien diseñada para mitigar los impactos, que incluye no solo lo obvio e inmediato ( lo mismo que se ha hecho cada año en torno a la entrega de recursos directos) sino que también políticas de fondo.
Es cierto que se ha avanzado en la reforma al Código de Aguas y se está haciendo un trabajo de Consejos de Cuencas a través de la DGA, también es cierto que el escenario real y concreto finalmente es muy similar al de 20 años atrás.
Hoy la crisis de la sequía no tiene precedentes, pero tampoco tiene precedentes el grado de descoordinación entre 56 entidades públicas que cubren de una u otra forma los temas hídricos.
El análisis, respaldado por estudios de organismos nacionales e internacionales, tales como la Dirección General de Aguas, Mesa del Agua (2020), Instituto de Ingenieros (2012), de la academia, EH2030, Banco Mundial (2011, 2013, 2021) y últimamente de la OCDE (2024), entre otros, concuerdan en la necesidad urgente de desarrollar: una política hídrica de intención y operación, con principios y objetivos, además de la definición de instituciones e instrumentos de gestión, incluido los económicos y financieros; por último, una autoridad nacional de recursos hídricos con autonomía técnica, presupuestaria y política.
Lo que se viene en los próximo meses sabemos cómo será.
Ya lo hemos vivido y este año no promete mucha mejora.
Pero el tema es que ya es tarde para gestionar. Esperemos que nuestra percepción sea errónea y este viernes 22 de marzo con el “Encuentro Regional de Coordinación de Estrategias para enfrentar la crisis hídrica” se muestren avances y coordinaciones suficientes. Ojalá sea sólo un problema de comunicación del trabajo que se está realizando y no sea la crónica de un desastre anunciado.

Víctor H. Villagrán
Editor Semanario Tiempo