Plurinacionalidad y multiculturalidad

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Los signos de los tiempos actuales hablan de globalización cultural y la postmodernidad. Y es posible encontrar en estos fenómenos aspectos que contribuyen a la unión de los pueblos, la consagración de valores universales como los derechos humanos y, en lo material, también se observa mayor acceso a los avances propios del desarrollo tecnológico y de las comunicaciones que permiten una mejor calidad de vida.
Sin embargo, hay quienes también observan con preocupación cómo esa globalización destruye lo poco que poseíamos de identidad nacional, tradiciones, cultura ancestral, pasando a una “norteamericanización” cultural, sin identidad ni rasgos propios.
Lo cierto es que han pasado cientos de años para que nuestro país construyera una cierta identidad nacional, un sentido de unidad con objetivos compartidos, con ese imperceptible pero potente deseo de contribuir a un bien común.
Como sabemos, el lenguaje construye realidad y pareciera que el concepto plurinacionalidad gana terreno, quizás sin comprender cabalmente que la idea de nación es la que define gran parte de nuestra identidad como chilenos. Quizás hablar de “multiculturalidad” sea diferente, propender al respeto entre nosotros también, ya que eso siempre será necesario. Pero el concepto de nación es otra cosa, y es necesario detenerse cuidadosamente en él, por el significado que tiene y que tendrá para las generaciones futuras.
Bajo ese mismo prisma, podemos observar que Chile ha recibido a miles de migrantes, haitianos, venezolanos, colombianos, peruanos, pasando por otras oleadas previas con migrantes europeos o asiáticos, que sin duda aportan a esa idea de multiculturalidad y globalización. Muchos de ellos que colonizaron por primera vez territorios inhóspitos e inexpugnables. Son fenómenos que generalmente responden a condiciones económicas y políticas imperantes, pero que también pueden ser pasajeros. Así como en los años 70 miles de chilenos emigraron a Venezuela, hoy ellos piden un espacio en nuestro país.
Como sea, es deber del Estado garantizar el respeto de las diferentes culturas, como también asegurar las condiciones para que se genere trabajo de calidad y condiciones dignas de vida. Para todos. Bajo una misma nación, con un futuro en común.

Victor H. Villagrán
Editor Semanario Tiempo