Los límites de la voluntad

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La voluntad no tiene límites dicen algunas frases célebres, sin embargo en política si lo tiene. Y más todavía, en el ordenamiento jurídico resulta indipensable la existencia de límites en la convivencia social. En eso justamente consiste el Derecho, en establecer un orden social que otorgue certeza jurídica, paz social y justicia.
Es bajo las normas que rigen nuestra convivencia social que la agresión de una persona a otra puede ser sancionada con cárcel. Es en función de ese orden jurídico que pueden cobrar nuestros impuestos y rematar nuestra propiedad si es necesario. Es por ese respeto que hay acciones que se pueden y otras que no se pueden realizar por más que las queramos.
Por lo mismo, resulta riesgoso que el presidente electo Gabriel Boric asuma en su primer discurso la voluntad de “echar abajo” un proyecto de inversión, puesto que él más que nadie es el llamado a hacer cumplir las normas que nos regulan. Más allá de que estemos o no de acuerdo en nuestros sentimientos o que creamos lo que nos dice tal o cual persona, científico u organización. Lo cierto es que como sociedad nos hemos dado una estructura que estamos todos obligados a respetar y hoy es la Corte Suprema la que debe decidir el futuro de ese proyecto minero portuario. El presidente electo forma parte del poder ejecutivo, no del judicial, y si bien tiene facultades en otras materias como los indultos, no tiene el poder de intervenir en un proceso que está en pleno desarrollo.
Ojo que no se trata de defender el proyecto, sino de razonar sobre la forma en que nuestra sociedad debe ser modificada si así se desea.
Por lo demás, ya hemos señalado en reiteradas oportunidades que el primer problema con los proyectos que se han intentado en el borde costero de La Higuera, tienen que ver con la planificación territorial. Ahí existe una herramienta potente para incidir desde el ejecutivo, pero que recién ahora, esta semana, se ha traducido en la declaración formal de Área Marina Protegida de Múltiples Usos. Antes sólo hubo un anuncio de prensa, pero sin decreto, ni estudios, ni mapa.
En fin. Todas las personas, todos los líderes desean muchas cosas. Simpatizan, tienen convicciones, tienen amigos o tienen enemigos. Pero lo que dicte la sola voluntad no puede ser suficiente para tomar determinaciones. En política y en el ejercicio de la función pública es indispensable entender que existe un orden que debemos respetar, espacios, momentos, requisitos. De otra forma es una expresa invitación a cualquiera puede saltar la norma, porque si el propio presidente no la respeta, qué queda para el resto.

Victor H. Villagrán
Editor Semanario Tiempo