En qué creer, en quién creer

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En tiempos de posmodernidad en que el proceso de transparencia, verdad y la consiguiente desconfianza generalizada se ha instalado. En que casi ninguna de las instituciones tradicionales que habían sustentado la fe pública hoy pueden liderar con la confianza de la gente. En tiempos en que el debate político se vuelve vacío, mezquino, inestable y confrontacional. En que la evidente falta de liderazgos sensatos y ecuánimes deja a muchos en orfandad. En estos tiempos lo que más angustia a muchos es la pregunta sobre qué creer y a quién creer.
Y esa falta de certeza tiene raíces profundas muchas veces en la falta de educación y de valores propios que permitan discernir con claridad entre las alternativas que se nos presentan. Como ya no podemos confiar en el líder de turno o por lo menos lo vemos con distancia, se hace necesario que cada uno de nosotros asuma la responsabilidad de decidir y no sólo dejarse llevar.
Hoy más que nunca se hace evidente la necesidad de contar con convicciones claras, con bases que permitan diferenciar la falacia y la mentira, de los hechos y los argumentos. Hoy quienes simplemente se dejan empujar por la masa corren el riesgo de ser cómplices del daño que se puede generar a nuestra sociedad.
En este contexto y como luz de futuro, se hace más evidente que nunca la necesidad de contar con profesores de sólida formación valórica e intelectual, que de partida gocen de esa independencia ideológica y sepan centrarse en el valor fundamental que significa la educación de nuestros niños.
Quizá las actuales generaciones no estemos suficientemente preparadas y eso sea gatillante de muchos descalabros cotidianos. Quizás nuestros líderes actuales sean sólo el reflejo de una ignorancia y falta de preparación generalizada, de una generación que prácticamente se mueve por la percepción superflua, las tendencias de redes sociales o el instinto.
Hoy es tiempo de pensar de verdad en el futuro y en esa mirada el rol del profesor es fundamental. Lo sabemos hace mucho tiempo, pero en el contexto refundacional de nuestro país, quizás sea la gran jugada para poder salir del pantano. Ellos deben ser protagonistas. Feliz día del profesor. Fuerza e ilusión.

Victor H. Villagrán
Semanario Tiempo