Desde otra perspectiva

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La trágica muerte del ex presidente Sebastián Piñera fue un gran golpe en la política nacional y el tipo de liderazgo que él ejercía trajo consigo gran parte de las consecuencias y comentarios que podríamos haber esperado de la política nacional en estos tiempos.
Sus partidarios y ciudadanos que espontáneamente manifestaron su profunda adhesión y pesar y otros -extremos contrincantes- que callaron o actuaron con desprecio .
Pero, sin duda, lo más rescatable fue el espíritu republicano durante los funerales incluidas las sensatas y sentidas palabras del presidente Gabriel Boric. Algunos discutirán su alcance y sentido, pero la mayoría de los chilenos sensatos saben bien el significado de lo que quiso decir.
Más allá del análisis político o el sesgo ideológico de quienes observaron sus funerales, también hay algo más personal que produjo el fallecimiento de Sebastián Piñera. Para muchos, al ver los reportajes y repasar los pasajes de su vida, pudieron ver con nitidez la fortaleza de sus relaciones familiares y la cercanía genuina con su entorno y amistades. Además quedó muy clara su fortaleza mental, su energía inagotable y auto exigencia en su trabajo.
Sin pretender ensalzar desproporcionadamente la figura de Piñera, es indudable que su vida invita a reflexionar sobre la vida propia, sobre la forma en que enfrentamos los desafíos, con cuánta intensidad desarrollamos nuestros propios proyectos y qué tantas huellas dejamos en la vida cotidiana con nuestros seres queridos, familias y amigos.
Algunos dirán que con esa cantidad de dinero “cualquiera lo hace”, pero los testimonios casi unánimes dieron cuenta de una persona genuinamente intensa como pocos políticos en Chile. Por lo demás, son muy pocos los que llevando una vida pública como la de él, pueden dar cuenta de similar calidad en sus relaciones familiares y personales.
Cuando vemos políticos (de todas los sectores) que actúan con languidez y con esa ignorancia soberbia, con escasa preparación y mezquinos intereses, nos damos cuenta que se necesitan políticos que vivan con verdadera vocación y entrega. Que realmente le salgan canas mientras madrugan para ejercer su función.
Piñera tuvo luces y sombras. Además, a pesar de su carisma y energía no se caracterizaba por lograr simpatizar a las masas (de hecho su nivel de reprobación fue histórica en su momento). Pero tal como destacó en sus palabras el presidente Gabriel Boric -y aunque a algunos les genere urticaria- debemos saber reconocer su espíritu republicano y democrático y recoger también su capacidad de liderar en momentos complejos.

Víctor H. Villagrán
Editor Semanario Tiempo