Chile para todos

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“Los que no votaron no participan y no se cuentan…” . “Los candidatos se deben dirigir al público específico, que es el que concurre a votar”. Frases como esa se repiten entre los entendidos en marketing político, que priorizan de manera pragmática el escaso tiempo y recursos de campaña en aquellos que sí pueden influir en el resultado.
Pero desde el punto de vista de la POLÍTICA con mayúscula, debería preocuparnos mucho el nivel de legitimidad y participación que se alcanzan en las elecciones públicas. Y es que en el discurso de campaña de las últimas semanas aparecen afirmaciones de los candidatos como hechos consumados, que generan temor e incertidumbre entre las personas comunes. “Supiste que van a poder detenerte en cualquier lugar”, “Te van a expropiar tus fondos de pensiones”, “Van a construir una zanja en la frontera”, “Subirán los impuestos…”
Y en realidad se echa mucho de menos que desde los propios candidatos se construyen discursos con sentido de realidad y que digan enfáticamente que todas esas son propuestas, que deben transformarse en proyectos de ley y que deben ser aprobadas por el Congreso. En estricto rigor la verdadera batalla estará en el Congreso, donde esperemos se puedan elevar un poco el nivel de la discusión para no caer en populismos baratos y caudillismos oportunistas.
Quizás la principal elección que hemos tenido en este tiempo no sea la de presidente, sino la del Congreso, debido al alto poder que ostenta y que si es mal conducido puede significar el verdadero descalabro para el país. Es ese Congreso el que debe poner sabiduría y ponderación, sea que gane Boric o que gane Kast.
Y respecto a todos los políticos, debería ser del más alto interés la recuperación de la confianza de ese 50% de chilenos que no participa, que incluso no sabe nada porque está completamente desconectado de la vida pública. Esa apatía, esa anomia es la termita que corroe nuestra sociedad y que es necesario reparar. Sea quien sea que salga electo no gozará de la legitimidad para generar grandes cambios. De hecho, va a ser electo por la mitad de los votantes, que ya son la mitad del total. Electo con 25% del total. Por lo tanto se espera con esperanza una verdadera evolución de la calidad de la política, para que los cambios sean entre todos y para todos.
El diálogo sensato, honesto, generoso, empático es lo que Chile necesita. Es de alguna manera lo que dice ese 50% que trabaja, pero no participa.

Victor H. Villagrán
Editor Semanario Tiempo