¿La justicia sanciona? ¿La justicia repara? ¿La justicia ayuda?
El modelo tradicional frente a situaciones delictuales vinculadas al consumo problemático de drogas es la búsqueda de sanciones ejemplificadoras.
Cada día los noticieros nos muestran a vecinos cansados de la inseguridad, decenas de hechos delictuales que afectan la calidad de vida de familias, niños, jóvenes, adultos mayores, pero que quedan sin una solución visible. Por eso tradicionalmente, el sistema de justicia se ha concebido más que todo como un mecanismo para sancionar: quien infringe la ley debe recibir una pena proporcional.
Pero esta visión punitiva ha sido puesta en duda, especialmente cuando se observa que muchas veces ni repara el daño ni transforma las realidades que originaron el conflicto.
Históricamente se ha arrestado, acusado y encarcelado a consumidores, sin considerar las altas tasas de reincidencia que se observan en esta población. De esta forma, siete de diez infractores vuelve a cometer un delito dentro de los tres años siguientes a su puesta en libertad.
En tiempos recientes, ha cobrado fuerza la idea de una justicia restaurativa, que busca reparar el daño, restaurar relaciones y brindar herramientas tanto a víctimas como a ofensores para sanar. Este enfoque no niega la necesidad de consecuencias, pero propone que el castigo por sí solo no genera justicia plena.
Por ello, ponemos el acento en que esta semana un simple comunicado de prensa del poder judicial de la Región de Coquimbo, informaba que hace pocos días atrás tres personas egresaron del Tribunal de Tratamiento de Drogas (TTD) del Juzgado de Garantía de Coquimbo. Programa de justicia terapéutica que favorece con tratamiento a consumidores problemáticos de drogas y alcohol que han cometido delito por primera vez.
El proceso basado en experiencias norteamericanas, se aplica en más de 25 Juzgados de Garantía de todo el país y es supervisado judicialmente mediante la intervención del juez a cargo de la causa, fiscal, defensor, Senda y una dupla psicosocial a cargo de la rehabilitación.
En Chile uno de los objetivos del programa es otorgar tratamiento a personas imputadas con consumo problemático de drogas y/o alcohol, que son candidatos a la suspensión condicional del procedimiento, siendo primordial la supervisión judicial durante el proceso. Con esto se espera que los usuarios del programa disminuyan la probabilidad de reincidencia delictual y se favorezca la integración social.
Y esa noticia de lo egresos es realmente como para celebrar. Ya son 10 personas egresadas este año, lo cual demuestra que la justicia, cuando actúa coordinada con otras instituciones, tiene márgenes importantes para mejorar la realidad social, para articular esfuerzos que finalmente no sólo impongan sanciones si no que permita ayudar.
Este programa comenzó en el Juzgado de Garantía de Coquimbo en 2013, con población adulta, y ha mostrado resultados positivos: más de 300 personas han pasado por el TTD Coquimbo y cuenta con 75 altas terapéuticas, contribuyendo significativamente a reducir la reincidencia delictiva.
Un sistema justo debería no solo sancionar el delito, sino también intervenir en las causas que lo generan —la pobreza, la exclusión, la falta de oportunidades— y brindar apoyo para evitar la reincidencia. Ayudar no es debilidad, sino una forma profunda de prevención.
Víctor H. Villagrán
Editor Semanario Tiempo