El subsecretario de Telecomunicaciones, Claudio Araya, abordó en su visita a la región los esfuerzos por despejar las calles de cableado obsoleto y avanzar, de forma progresiva, hacia la instalación subterránea. Aunque reconoce que el soterrado total es inviable a corto plazo, afirmó que ya se ejecutan mejoras en sectores prioritarios de La Serena.
La maraña de cables en desuso que cuelga de postes y cruza calles en distintos puntos de la conurbación La Serena–Coquimbo no solo afecta la estética urbana, sino que representa riesgos para la seguridad y la conectividad. Este problema, presente en ciudades de todo el país, comenzó a enfrentarse desde dos frentes: la normativa local que fija obligaciones a las empresas y un plan nacional que busca ordenar el cableado y soterrar tramos críticos donde sea técnica y económicamente viable.
En su reciente visita a la Región de Coquimbo, el subsecretario de Telecomunicaciones, Claudio Araya, destacó los avances logrados en la limpieza del tendido aéreo gracias a las “mesas de retiro de cables”, instancias que coordinan a municipios, SUBTEL y empresas de telecomunicaciones para retirar los llamados “muñecos” —acumulación de cables obsoletos— y rotular correctamente los que permanecen activos.
“En La Serena el tema está bastante controlado. Hay zonas donde los cables en desuso ya se han retirado, aunque en otras aún persisten. La idea es avanzar de manera ordenada, una cuadra a la vez”, indicó Araya.
Soterrado: un objetivo acotado
Si bien soterrar cables se percibe como la solución definitiva, el subsecretario dejó claro que un plan masivo es inviable en el corto plazo debido a sus costos. “Entre hacer un kilómetro de fibra aérea y uno soterrado, la diferencia de costo es entre tres y cinco veces. Por eso, vamos paso a paso, priorizando lugares de interés turístico o con alta carga visual, como el Paseo del Mar, la Costanera y el sector frente al municipio de Coquimbo”, explicó.
Este tipo de intervención implica obras civiles complejas, como la apertura de veredas, instalación de ductos y coordinación con empresas para programar trabajos nocturnos que eviten cortes de servicio. Además, requiere financiamiento público-privado. “Para soterrar, necesitamos que los municipios o el Gobierno Regional aporten recursos para las obras. Es una estructura de costos compleja que hay que administrar”, añadió Araya.
En La Serena, la idea de soterrar no se descarta, pero se limita a zonas críticas como el casco histórico y sectores céntricos con alta afluencia de peatones, donde la contaminación visual afecta directamente la calidad del espacio urbano.
Una norma que obliga al retiro
En paralelo, La Serena cuenta con una Ordenanza Municipal para el Ordenamiento del Cableado Aéreo, que obliga a las empresas a retirar cables en desuso en un plazo máximo de 60 días hábiles, bajo multas que pueden llegar a 5 UTM por infracción. La normativa también exige que el cableado activo esté rotulado, a altura reglamentaria y sin interferir con el arbolado urbano.
El objetivo, según el municipio, no solo es estético: se busca reducir riesgos eléctricos, mejorar la seguridad vial y liberar espacio aéreo para futuras redes de telecomunicaciones, especialmente en un contexto donde la expansión de fibra óptica y la conectividad 5G requieren infraestructura ordenada.
Más conectividad, menos desorden
Para SUBTEL, ordenar el cableado no es una acción aislada, sino parte de una estrategia mayor. “Queremos avanzar hacia ciudades más limpias visualmente, pero también hacia ciudades conectadas. Ese equilibrio es clave”, subrayó Araya.
Mientras el retiro avanza y los proyectos de soterrado se limitan a sectores prioritarios, el desafío a futuro será sostener la fiscalización y generar alianzas que permitan integrar estas mejoras en los planes de desarrollo urbano.