Funcionarios se movilizan en distintos frentes. Desde pabellones quirúrgicos de alta complejidad exigen mejoras laborales postergadas, mientras que equipos del Hospital de Coquimbo alertan sobre la falta de especialistas y espacios adecuados para tratar a niños, niñas y adolescentes con trastornos psiquiátricos.
Esta semana, la Asociación de Enfermeros y Enfermeras (ASENF) de los hospitales de La Serena, Coquimbo y Ovalle profundizó sus demandas, iniciando un paro indefinido que afecta directamente a las cirugías electivas en los recintos de alta complejidad. Esto por la ausencia de avances concretos en el proceso de normalización de grados comprometido en años anteriores por el Servicio de Salud Coquimbo.
Según Fabiola Rojas, coordinadora regional de ASENF, el conflicto se arrastra desde hace tiempo y, pese a haberse ejecutado parte del acuerdo en las unidades de urgencia, el compromiso con las áreas críticas —como los pabellones quirúrgicos— sigue sin cumplirse. “El director sabe las consecuencias que esto implica para la red asistencial. Queremos bajar el paro, pero necesitamos garantías reales”.
Desde el Servicio de Salud, el director Ernesto Jorquera afirmó que el cumplimiento de estas demandas “excede la capacidad presupuestaria” actual, y advirtió que la paralización podría derivar en sumarios y descuentos. Aun así, aseguró mantener la disposición al diálogo. Sin embargo, hasta este viernes, los dirigentes aseguraban no haber recibido una propuesta formal que permitiera deponer el paro.
Salud mental sin psiquiatras
En paralelo, la crisis en salud mental infanto-juvenil quedó al descubierto con dos movilizaciones que marcaron la semana, del Departamento de Pediatría del Hospital de Coquimbo. Funcionarios y familias denunciaron la precariedad con la que enfrentan el aumento sostenido de hospitalizaciones por trastornos psiquiátricos en adolescentes. Hoy existen solo cinco camas habilitadas para estos casos, pero hay hasta 14 pacientes hospitalizados por crisis de salud mental, sin especialistas que puedan atenderlos ni espacios adecuados para su recuperación.
La región no cuenta con psiquiatras infanto-juveniles en hospitales públicos, lo que impide diagnósticos oportunos y continuidad en los tratamientos. Eugenia Urizar, de FENATS, explicó que el personal pediátrico no tiene herramientas para abordar estos casos y ha debido enfrentar incluso agresiones. “Esto es estructural, y mientras no se resuelva la falta de especialistas, los niños seguirán llegando descompensados a urgencias”. Aunque el hospital anunció gestiones para contratar a un psiquiatra, hasta ahora no hay avances concretos. Las familias, en tanto, exigen a las autoridades asumir su responsabilidad frente a una crisis que consideran abandonada por el Estado.