Justicia lenta

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Cinco años se tomó el ministerio público para investigar y recién ahora formalizar en el denominado caso Papaya Gate. Ahora tendrá seis meses más para seguir investigando.
De acuerdo a lo expresado en las audiencias de formalización pareciera un tiempo exagerado teniendo en cuenta la debilidad de algunos argumentos de la fiscalía y del Consejo de Defensa del Estado y la obviedad también de otros argumentos de la defensa que podrían haber definido hace mucho tiempo aspectos fundamentales del caso, si es que esta formalización hubiera ocurrido con anterioridad.
Algo no está funcionando en el sistema que obliga a la fiscal de Valparaíso a dirigir esta investigación y a reaccionar a “contrapelo” en los últimas semanas antes de que pudieran prescribir los supuestos delitos. Todo el país sabe de la sobrecarga de esa fiscalía regional en particular con casos como los megaincendios, el tren de Aragua, las filtraciones de audios, sin considerar que en el año 2024, la Región de Valparaíso fue la segunda con mayor ingreso de causas en el país, con un total de 175.112 denuncias, lo que representa un aumento del 13% con relación al año 2023.
Pero el tema no es solo poder investigar y condenar con mayor rapidez, sino que también resulta comprensible la necesidad de absolver con rapidez cuando no hay mérito suficiente para avanzar en un caso. Y es que efectivamente se genera una expectativa de repercusión pública, con ribetes políticos en el que el paso innecesario del tiempo genera daño a las partes involucradas.
Al menos en esta audiencia fue más que evidente la diferencia de preparación y fundamentos entre abogados que han dedicado un tiempo real en preparar las defensas y los persecutores públicos que se mostraron débiles, reiterativos o inseguros.
Tal como se dijo en la audiencia, entre otros perjuicios, el famoso terreno ha seguido ahí sin uso, sin posibilidad de ser enajenado ni de construir el mentado centro deportivo. La ciudad también pierde por esa demora. Aunque “sea Moya” quien finalmente pague esta cuenta, el sentido de urgencia no debe desatenderse. Hay un punto en que la justicia lenta deja de ser justicia.

Víctor H. Villagrán
Editor Semanario Tiempo