Residuos de estos pasivos ambientales quedan completamente encapsulados, evitando complejidades derivadas del polvo en suspensión y la infiltración de agua. Además, cientos de árboles fueron plantados por estudiantes de cinco establecimientos educacionales de la localidad minera.
Cinco establecimientos educacionales de la comuna de Andacollo, la empresa Teck, la Universidad de Chile y la Corporación Regional de Desarrollo Productivo (CRDP), esta última dependiente del Gobierno Regional de Coquimbo se propusieron transformar un relave (conocido en la comuna minera como Clavelina 1) en un bosque.
El relave urbano Clavelina 1 y 2 se convertirá en un nuevo espacio natural, sostenible y abierto a la comunidad. El sitio, de 6.250 m², fue encapsulado con 3.500 toneladas de tecnosuelo diseñado especialmente para mitigar contaminantes, y posteriormente reforestado con 1.000 ejemplares de árboles nativos.
Si bien este proyecto de economía circular tiene una data de 10 años, pues desde 2015 que parte como un plan piloto, ayer se concretó con la voluntad de las autoridades regionales, la comunidad y el mundo privado. “Oro Verde” será la fundación de esa comuna que se encargará de su preservación y cuidado.
“Aquí hubo un montón de actores que en forma anónima y solidaria nos ayudaron. Cuesta llegar a este tipo de desarrollo, pero cuando uno logra hacer las cosas bien, madurar, y tener el tesón y el empuje de sortear todo tipo de dificultades que ustedes se puedan imaginar, la invitación es que sí se puede”, sostuvo Gerardo Soto, académico del Departamento de Ciencias Ambientales y Recursos Naturales Renovables de la Universidad de Chile.
Reconoce que nunca hubo una perforación y excavación “y nunca tuvimos que intervenir nada para poder conseguir los materiales, sino que simplemente hicimos uso de material que existía. ¿Sabe? El relave queda completamente sellado, aislado al medio ambiente. Es seguro para la comunidad. Una solución sostenible en el largo plazo”.
Con esto, aseguró, se terminan los problemas asociados al relave: se acaba el problema del viento, del polvo y del agua que le entra, “ya que el relave queda completamente encapsulado y reforestado. Y por supuesto que las plantas son el compañero perfecto para sostener el suelo, que es el que hace el trabajo”.
Para Francisco Aguirre, gerente de la Corporación Regional de Desarrollo Productivo (CRDP), y del comité técnico del proyecto, lo de ayer fue un anhelado proyecto “de nuestro eje de medio ambiente y sostenibilidad”, por cuanto “hemos podido concretar un deseo de la comunidad y de todos los actores que se articulan en el mundo de la minería. Estamos haciendo una justicia ambiental en la comuna de Andacollo, utilizando la tecnología a través de los tecnosuelos. Estamos esperanzados de que este proyecto, que pasa a manos de la Fundación Oro Verde, lo pueda conservar”.
Además, cientos de árboles fueron plantados por estudiantes de los cinco establecimientos educacionales de la localidad.
Presente en la actividad, el subsecretario de Medio Ambiente, Maximiliano Proaño, manifestó su satisfacción como cartera y gobierno, toda vez “que los relaves mineros son una deuda, un desafío, un pendiente que tenemos. Acá hay una solución, una experiencia, la primera a nivel nacional, y por cierto que nos interesa que esto se replique en toda la comuna, en la región -concentra más del 30% del total nacional- y en el país, pero también porque donde históricamente se ha visto un pasivo ambiental, vemos que se puede convertir en un activo, uno urbano, en este caso en un pulmón verde para una ciudad”.