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Circunvalación: no es por la obra, es por la forma de actuar

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Y llegamos al año 2025. Quién lo diría, después de más de 10 años de discusión, análisis, dudas, estudios de factibilidad, llamado a licitación, adjudicación de una concesión por US$550 millones, reuniones por montones. Llegamos a este año en que la empresa concesionaria SACYR y el mismo MOP formalmente expusieron ante el Panel Técnico de Concesiones para modificar la concesión y no ejecutar las obras comprometidas entre La Serena y Coquimbo por diferentes dificultades técnicas, ambientales, arqueológicas y de diverso tipo. El detalle del tema usted lo encuentra en esta edición se Semanario Tiempo.
Las dificultades implicarían un aumento de más del 25% del presupuesto, aunque no sabemos cuánto más… (¿50%, 80%, 150%?) y por esa razón “requieren la aprobación del honorable panel técnico”.
Pero este no sino el corolario de una historia ya conocida, contada, majaderamente discutida desde el año 2014 en adelante. De hecho, para redactar este texto repasamos las publicaciones y la historia escrita y, además, conocemos de primera fuente algunos detalles ya que hace más de 10 años lo que hoy se está diciendo ya era alegado, porque era evidente. De hecho, matrerialmente reporteamos en esa época las calicatas (excavaciones poco profundas) en la avenida de Aguirre, y allí mismo, en terreno, el operador de la máquina nos dijo directamente “acá, en menos de cinco metros de profundidad ya estamos flotando”.
Las características de la obra y específicamente las dificultades del paso bajo nivel de la Avenida de Aguirre fueron claramente conocidas por la seremi de esa época Mirtha Meléndez, por el alcalde Roberto Jacob, por concejales, por el administrador municipal José Manuel Peralta. En fin. Una historia que genera frustración porque sin necesidad de ser ingeniero, se veía venir. Y, bueno, las actuales autoridades, que en estos tres o cuatro años nos tienen acá mismo. Avalando el cambio contractual con la empresa y estirando la solución por tiempo indeterminado. Sin transparencia en el proceso, al menos con la prensa.
Y el tema no es que la empresa SACYR quiera modificar el contrato. En realidad no es culpa de ellos, ya que sólo desarrollan el negocio que saben hacer, incluidos los astutos abogados que hace varios años ya saben perfectamente el desenlace que tendrá la concesión de la ruta entre La Serena y Coquimbo.
El tema no es la obra de la circunvalación tampoco. Ojalá se haga. Ojalá se construyan dos circunvalaciones. El tema es la forma. Por una parte la sordera y obstinación de las autoridades, por otra la modificación (descarada) de un contrato multimillonario con el que sólo podemos visualizar más demoras y una multiplicación aberrante del gasto público. “Usted no se preocupe tanto, paga Moya”, dicen algunos.
Y para seguir con el cuento y dejarlo por escrito. Sugerimos ahora transparentar el valor de las expropiaciones para la circunvalación, el paso por San Ramón y los faldeos del Cerro Grande. El sartén caliente quedará para el próximo gobierno. Nuevamente no es necesario ser un ingeniero para visualizar el escenario futuro.
Es de esperar que de alguna forma la historia se corrija y no se vuelva a pasar un nuevo seremi, que provenga de algún lejano lugar para reinventar la historia local o aparezca un nuevo gobierno que solo culpe al anterior por lo que debió haber hecho. Mientras tanto, los locales seguiremos esperando.

Víctor H. Villagrán
Editor Semanario Tiempo

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